El Papel de las empresas de Control de Plagas en casos de arbovirosis transmitidas por el Mosquito Tigre.
Dr. Mikel Bengoa Paulis.
Técnico especialista en Mosquitos Tigre de Anticimex
Un mosquito. Un único mosquito tigre infectado con virus de dengue, chikungunya o Zika es suficiente para transmitir la enfermedad y generar un caso autóctono en España, o incluso ser el inicio de un brote epidémico. ¿Quién matará ese mosquito?
En 2016 el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad desarrolló el Plan Nacional de Preparación y Respuesta frente a dengue, chikungunya y Zika, con el objetivo de mejorar los sistemas de vigilancia epidemiológica y entomológica, y establecer los criterios de gestión integral del vector, el cual de momento en España es el Aedes albopictus. Este Plan Nacional, y los Planes Autonómicos desarrollados a partir de él, buscan reforzar los mecanismos de coordinación y comunicación entre los agentes implicados. De acuerdo a estos planes, los municipios y mancomunidades son los encargados de elaborar los programas de gestión integral de mosquitos y proporcionar los recursos para realizar la vigilancia entomológica y el control de vectores. Es decir, el control de mosquitos es de competencia municipal, al igual que el resto de plagas urbanas. Los servicios de control de plagas contratados por los municipios son por tanto los encargados de la vigilancia y el control del mosquito tigre en última instancia.
Según se cita en el Plan Nacional, las empresas de control de plagas “han de estar entrenadas en aplicaciones de control de mosquitos y sujetas a un control de eficacia y calidad externa”, aunque no se indican cuáles son estos parámetros ni quién los audita de forma externa. Lo que sí se exige, como indica la legislación actual, es que las empresas que ofrezcan estos servicios estén inscritas en el ROESB, que el aplicador tenga su formación correspondiente y que el biocida a emplear esté inscrito en el Registro Oficial de Plaguicidas o en el Registro Oficial de Biocidas. El Plan Nacional y los Planes Autonómicos abogan por el control integral de esta especie, dando especial importancia a las medidas preventivas como el control larvario. Una densidad de mosquitos baja conlleva una menor probabilidad de que se produzca un brote de dengue, chikungunya o Zika.
El periodo de incubación de estos arbovirus en el mosquito está comprendido entre 8 y 12 días, durante los cuales si se alimentase de otra persona no le transmitiría el virus, es decir, no es infectivo. Pasado este tiempo, todos los tejidos del mosquito se encuentran infectados por el virus, en especial las glándulas salivares, que serán las que lo inyecten en el nuevo hospedador. Una vez producida la infección en el nuevo paciente, éste únicamente podrá infectar a un nuevo mosquito entre los 3 y 7 días posteriores. Por lo tanto los márgenes de actuación son muy reducidos para evitar un brote epidémico. De un caso importado a uno autóctono puede pasar una semana y media, y a un segundo caso autóctono secundario 20 días más. Estos valores varían ligeramente en función del virus.
Debido a esta estrecha ventana de actuación, la colaboración y coordinación entre todos los agentes implicados ha de ser lo más ágil posible. Los casos de dengue chikungunya y Zika son de declaración obligatoria, y cuando un médico detecta un posible caso, ha de notificarlo de manera inmediata al departamento autonómico con competencia en salud pública. Este organismo autonómico realizará los análisis serológicos correspondientes para la detección del virus, aunque los casos positivos han ser confirmados por el Centro Nacional de Epidemiología. Mientras se confirma el caso, siguiendo un algoritmo del plan autonómico que calcula el riesgo de transmisión de enfermedades, se realiza una inspección entomológica para determinar la presencia y abundancia de mosquitos tigre en la residencia, puesto de trabajo o zonas frecuentadas por el paciente. En esta inspección entomológica, el organismo autonómico propone las de medidas de control que considere oportunas, las cuales serán remitidas al Ayuntamiento. El Ayuntamiento solicitará posteriormente a su empresa de control de plagas llevar a cabo estas medidas. Si este tipo de actuaciones están incluidas previamente en el contrato de gestión de plagas, los trámites necesarios para poder llevarlas a cabo se agilizarán. Realizar con tardanza los tratamientos indicados puede suponer la ineficacia de los mismos, o peor aún, la propagación del brote, convirtiéndose en epidemia.
La toma de decisiones por parte de los servicios de salud pública autonómicos es clave en la correcta gestión de un brote epidémico. Las empresas de control de plagas que trabajan con estos vectores sobre el terreno pueden colaborar en esta toma de decisiones al aportar datos de la distribución del mosquito tigre en los diferentes municipios. También son las encargadas de llevar a cabo los tratamientos preventivos en las zonas públicas, conociendo la situación real de la especie en cada municipio.
Por lo tanto deberían de estar más presentes en los Planes Autonómicos, con un flujo de información bidireccional. Por ejemplo, en estos planes se debería de contemplar la formación dirigida a las empresas de control de plagas para hacer frente a un brote virémico. Esta formación también debería de extenderse a los técnicos municipales, generalmente del área de medio ambiente, para conocer los servicios de control de plagas que realmente sean necesarios en su municipio, y para que sepan gestionar la alarma social que puede causar un caso importado o autóctono en su comunidad.
Es muy probable que los casos de arbovirosis sean cada vez más comunes en España. Esto es debido al cambio climático que favorece la dilatación del periodo de actividad del mosquito tigre, a su adaptación a los hábitats larvarios que les ofrecemos, y al aumento del movimiento de personas de zonas endémicas de estas enfermedades a nuestro territorio nacional, entre otros factores. Por ello las empresas de control de plagas que trabajan a nivel municipal deberán estar preparadas para hacer frente a estos casos virémicos, y actuar de la manera más eficiente y rápida posible.
Al final, seremos las empresas de control de plagas las que matemos a ese único mosquito que puede transmitir una de estas enfermedades.