La CE impulsa la estandarización de las trampas para roedores
La búsqueda de alternativas a los rodenticidas anticoagulantes ha dirigido la atención de la CE hacia las trampas para el control de roedores. Un grupo de trabajo liderado por Alemania, en colaboración con representantes del sector del control de plagas, estan evaluando la situación de las trampas para roedores en la UE, su modo de acción, su efectividad y su respeto al bienestar animal, con el objetivo de establecer una regulación y un posible sistema de certificación para estos mecanismos.
La mayoría de las sustancias activas contenidas en los rodenticidas utilizados en la UE son anticoagulantes de segunda generación, sustancias que cumplen los criterios de exclusión establecidos en el Reglamento 528/2012 (BPR) y por lo tanto no deberian aprobarse para su uso en biocidas. La mayoria de ellas son tóxicas para la reproducción, persistentes, bioacumulativos y tóxicos (PBT). A estos inconvenientes se puede añadir que provocan un gran sufrimiento en el animal y que en diversos Estados miembros se ha observado la aparición de resistencia a algunos rodenticidas anticoagulantes en ratones domésticos (Mus musculus) y ratas noruegas (Rattus norvegicus)
¿Porqué siguen utilizandose? La aprobación de los anticoagulantes para su uso en rodenticidas se renovó en 2017 porque en el proceso de revisión, realizado por la ECHA, no se pudieron identificar herramientas para controlar roedores con una eficacia equivalente.
Durante este proceso de revisión, se hizo patente la falta de información sobre la situación de las trampas para roedores utilizadas en la UE que, a diferencia de los rodenticidas químicos, no se encuentran sujetas a ninguna regulación armonizada. Para trabajar sobre este tema, la Agencia Alemana de Medio Ambiente y el Ministerio Alemán de Medio Ambiente iniciaron en el 2018 el taller EU Workshop on Non-Chemical Alternatives for Rodent Control (NoCheRo), a nivel de la UE, sobre alternativas no químicas para el control de roedores.
Uno de los hallazgos de este taller fue constatar que las trampas para roedores ya son una parte integral del control de plagas moderno y profesional, sin embargo falta una evaluación objetiva de su eficacia y de su nivel de respeto del bienestar animal para establecerlas como una medida de control alternativa válida para los operadores de control de plagas. Un grupo de trabajo formado por expertos de las autoridades competentes, la industria y la ciencia desarrollaron a partir de allí un borrador de Guía Técnica sobre cómo probar y evaluar las trampas, en la que además se establecen unos criterios que definen la eficacia y nivel de bienestar animal de los dispositivos.
Guía para la evaluación de las trampas para roedores
El borrador de la Guía para la evaluación de la eficacia y del nivel de bienestar animal de las trampas se presentó el pasado febrero en el segundo taller NoCheRo, ante representantes de las autoridades competentes en biocidas, la Comisión Europea, la comunidad científica, las ONGs y la industria.
Los objetivos que se quieren conseguir mediante las evaluaciones son:
- Proporcionar información sobre los dispositivos a las autoridades y a los usuarios, según métodos acordados de forma común
- Crear una base de datos para que las trampas puedan ser evaluadas como alternativa a los rodenticidas químicos
- Crear un sistema de certificación de trampas para roedores, que permita gestionar el impacto sobre el bienestar animal
Estructuralmente, el proyecto de Guía para la evaluación de las trampas se basa en la Guia actual de la ECHA (2018) para la evaluación de la eficacia de los rodenticidas, de acuerdo al Reglamento de Biocidas. Se mantienen especialmente similares los requisitos para el solicitante y los criterios de eficacia, para permitir una comparación directa de las trampas con los rodenticidas. En consecuencia, la trampa, igual que el rodenticida, se consideraria eficiente si el 90% de, al menos dos poblaciones de especies diana son erradicadas después de aplicarlas como medida de control.
Las trampas de uso profesional deberan probarse en pruebas de campo, mientras que en las destinadas a uso no profesional pueden realizarse ensayos de semi-campo o de campo. En el caso de las trampas de resorte, la evaluación deberá incluir también las propiedades mecánicas y el impacto en el bienestar animal.
El proceso de evaluación se estructuraria en tres pasos:
- Evaluación de las propiedades técnicas/mecánicas de la trampa:
El primer paso del procedimiento es medir las fuerzas mecánicas de la trampa y la correcta calibración de las partes de la misma. Esto incluye la determinación de la fuerza de sujeción y del momento de impacto, que determinan cómo de rápida es la muerte del animal, asi como la fuerza de activación que ha de ejercer el animal para disparar la trampa. - Evaluación del impacto sobre el bienestar animal:
Para esta parte de la evaluación, el grupo de trabajo consideró varias normas internacionales y normas ISO sobre la «humanidad» de las trampas. Generalmente, una trampa se clasifica como «humana» si provoca la inconsciencia irreversible de la especie objetivo en un período de tiempo definido (TIU). Se definieron dos categorias: A) 30-60 s (pequeños roedores)/ 45-90 s (roedores más grandes) y B) 60-120 s (pequeños roedores) / 90-120 s (roedores más grandes). - Evaluación de la eficacia: Se distinguen trampas de uso profesional y no profesional. Para las primeras deberan realizarse pruebas de campo con resultados de ≤10% de cebo consumido (o actividad de roedores) después del control. Para las segundas pueden realizarse pruebas de semi-campo, con el resultado de que el 90% de los animales de prueba deben haber activado una trampa
En definitiva, el proyecto de guia establece estándares altos para las pruebas de eficacia y de bienestar animal de las trampas.
La propuesta tuvo una aceptación generalizada y el tema parece ser de interés para la industria del control de plagas y también para la CEPA (Confederación Europea de Empresas de Control de Plagas), que expresaron una creciente demanda de trampas por parte de empresas de servicios biocidas y sus clientes, especialmente en el sector de la industria alimentaria, cada vez más dependientes de los métodos de control no químicos, por ejemplo las trampas equipadas digitalmente.
Trampas certificadas en bienestar animal
El sufrimiento que las trampas causan en el animal es un tema que genera debate y que no parece estar bien entendido por el público en general.
Es cierto que en la mayoria de los Estados miembros no existe una regulación de las trampas para ratas y ratones, y que muchas de las que se encuentran en el mercado matan al animal de forma considerada «inhumana».
Pero expertos participantes en el taller NoCheRo destacan que aunque la percepción común sobre la crueldad de las trampas es, para el público en general, peor que la de los rodenticidas químicos, una evaluación objetiva utilizando criterios como el tiempo hasta la inconsciencia irreversible (TIU) del animal mostraría claramente lo contrario en la gran mayoría de los casos.
En el caso de las trampas, para considerarse aceptables en términos de «humanidad» el TIU debe ser de segundos o minutos, mientras que de forma generalizada se acepta el uso de rodenticidas químicos de acción lenta, que causan sufrimiento y dolor en los animales durante varios dias. Esta percepción distorsionada de la crueldad de las trampas puede deberse a una experiencia más directa y consciente de la muerte del roedor cuando sucede en la trampa, en contraste con los rodenticidas que causan la muerte varios días después de la aplicación y los animales, generalmente, sucumben en sus madrigueras fuera de la vista de los humanos.
La idea de establecer un sistema de certificación para las trampas para roedores obtuvo el apoyo de la industria que las desarrolla, consciente de que muchas de las que existen actualmente en el mercado no cumplirán con los estándares de evaluación y las pruebas propuestas por el grupo de trabajo NoCheRo.
Fuente: 2nd EU Workshop on Non-Chemical Alternatives for Rodent Control (NoCheRo),