Los insecticidas utilizados en interiores persisten hasta un año después de aplicarlos
Moscas, mosquitos, cucarachas y demás insectos, capaces de colarse e instalarse en interiores, normalmente acaban sus dias bajo el efecto de una dosis de insecticidas piretroides, biocidas considerados de baja toxicidad para los mamíferos y presentes en multitud de hogares, oficinas o escuelas. No obstante, la persistencia de los piretroides en ambientes interiores, de hasta un año, puede incrementar la exposición de las personas a estos compuestos y tener efectos adversos sobre la salud.
Persistencia de los insecticidas piretroides en ambientes interiores
Los insecticidas piretroides son aliados habituales en las casas o jardines contra plagas como las moscas, mosquitos, avispas, cucarachas o chinches.
Aunque se considera que su toxicidad es baja para los mamíferos y su uso está muy extendido, existen estudios que muestran que la exposición a estos productos puede causar irritación, dolor de cabeza, mareos o náuseas y, por otra parte, se los considera potenciales disruptores endocrinos.
El comportamiento y la persistencia de los pesticidas cuando se utilizan en interiores es un hecho que debería ser estudiado de forma específica, ya que los ingredientes activos son, a menudo, similares a aquellos utilizados en exteriores, pero su comportamiento en entornos cerrados es distinto. Esta es la preocupación de un grupo de investigadores del Biological Institute de São Paulo, en Brasil, que han evaluado la persistencia en interiores de la cipermetrina y la beta-ciflutrina.
Mientras que al ser utilizados en exteriores estos biocidas se degradan relativamente rápido por la acción de microorganismos, por hidrólisis y por la luz ultravioleta, al aplicarlos en interiores tienden a persistir por períodos mucho más largos de tiempo.
Los insecticidas semi-volátiles o no volátiles, como los organofosforados y los piretroides, tienen propiedades químicas que aumentan la tendencia a adsorverse a diferentes tipos de superficies que se encuentran en las casas, como telas, madera o baldosas. Después de la aplicación, los residuos de estos compuestos pueden encontrarse en el aire, depositados sobre superficies o adheridos al polvo.
De este modo, la exposición humana resultante del uso de insecticidas en interiores es inevitable y prolongada, ya que las personas nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo dentro de los edificios. La persistencia de los insecticidas en interiores puede estar relacionado con riesgos para la salud, especialmente como resultado de una exposición crónica. Por este motivo, medir las concentraciones de plaguicidas en las superficies y en el polvo después de ser aplicados en interiores, puede ser un factor relevante para evaluar los riesgos asociados.
Asi, los investigadores brasileños analizaron, desde noviembre de 2014 a abril de 2016, la persistencia de la cipermetrina y la beta-ciflutrina, insecticidas utilizados habitualmente en interiores, en las superficies y en el polvo, tanto en condiciones controladas de laboratorio como en una casa de ensayo.
Proceso lento de degradación
Al ejecutar los experimentos de forma simultánea, los autores hallaron que los pesticidas utilizados en el experimento controlado en laboratorio se degradaron más rápidamente que los de la casa, pudiendo hallar un 70% de la cipermetrina en las muestras de polvo de la casa un año después de la aplicación.
En condiciones controladas de laboratorio, con una temperatura controlada y sin luz del sol o ventilación, las concentraciones de ambos biocidas sobre una superficie de aluminio y en muestras de polvo, se mantuvieron constantes durante 56 días y su disminución no fué significativa hasta pasados 112 días de la aplicación.
En las pruebas realizadas en la casa, se simuló la aplicación de un pesticida comercial en el interior de una vivienda. Ambos insecticidas se aplicaron individualmente en cada muestra para conseguir una distribución homogénea de la sustancia activa en todas ellas.
Tanto la cipermetrina como la beta-ciflutrina persistieron sobre el aluminio y en las muestras de polvo durante el período de estudio de doce meses. Al finalizar este período, aproximadamente un 60% de cipermetrina y un 40% de beta-ciflutrina persistieron en las muestras de aluminio y un 70% de cipermetrina y un 44% de beta-ciflutrina se hallaron en las muestras de polvo.
Esta persistencia de los insecticidas en interiores puede estar relacionada con la ausencia de condiciones físicas, químicas y biológicas favorables para su degradación.
Ante estos resultados, los autores llegan a la conclusión de que una mayor persistencia del ingrediente activo en interiores favorece el control a largo plazo de las plagas, ya que los organismos, generalmente artrópodos, que accedan al ambiente interior entrarán en contacto con la sustancia tóxica. Sin embargo, este fenómeno incrementa también la probabilidad de exposición humana a los insecticidas y, aunque es necesaria una evaluación más detallada, puede representar un riesgo para la salud, especialmente para los niños, que pasan más tiempo en contacto con el suelo y jugando se llevan a la boca las manos, juguetes y otros objetos.
La alta persistencia de estos insecticidas en interiores muestra potencial para reducir la frecuencia de su aplicación en ambientes interiores y, por lo tanto, reducir los riesgos ocupacionales y ambientales en el control de plagas en interiores.